viernes, 11 de marzo de 2011

Cosas que pasan, Cosas que quedan...

Cada paso que doy, me aleja de ti. Entonces, si se eso, ¿por que sigo caminando? ¿Por qué no me detengo, me siento como un indio, si, como un indio, con las piernas cruzadas, una sobre otra y delicadamente te invito a que te sientes con migo, a mi vera, y poco a poco veríamos pasar al resto de caminantes sin camino? ¿ por que no estirar las piernas y tocar el cielo con las manos, respirando tan hondo tan hondo, que los pulmones nos hagan daña? Y seria en ese momento tan dulce, cuando pasarían los años ¿Por qué no colocarnos abrazados, con una sonrisa de oreja a oreja y los pies entrelazados, si, así, como cuando bajo las sabanas nos entra el frió, y yo con delicadeza acaricio tus finos y delicados piececitos?
 Colocaríamos un marco delante, uno de madera, tallada a mano, como tanto te gusta… y nos quedaríamos quietos, y así pasarían los años… pero no puedo parar, mis pies no aminoran la marcha, y ese ultimo adiós esta cada vez más próximo ¿ por que te he dicho tantas veces adiós? ¿ por que no me quede quieto entonces? Cuando te propuse sentarnos, antes de partir hacia el frente ¿ por que no me dejaste? Estirar los brazos y tocar el cielo, antes de ella…no pudimos respirar hondo…no pudimos comprar aquel precioso marco y ahora rozamos ya aquel ultimo adiós tan lejano… pero ¿Por qué entonces me parecía tan próximo? Adoro tus ojos, adoro los pliegues de tu carita de ángel, tus manos ásperas y tus pies cansados, adoro el ultimo color de tu cabello, pero mis pies no aminoran el paso… y se ahora y no antes que no podré detenerme jamás, que no podré dejar de andar…¿ por que no entrelazamos nuestras manos? Podríamos sonreír, darnos la vuelta una ultima vez, ver el parque con las hojas en otoño, aquel primer beso, tan dulce tan dulce que tras el Salí corriendo, aquella pequeña capilla en medio del mar en la que un delicado aro dorado rozo mis labios junto a tus dedos, aquella blanca habitación y unos encantadores alaridos, aquel sofá tan mullido en el que cerramos los ojos cada día mientras abrazados nos dormimos poco a poco ante la chimenea… ¿ por que no sonreírle a la vida? Nos a dado tanto y nosotros tan poco, hemos sido tan egoístas… y ese egoísmo que he compartido contigo me hace tan feliz, que ahora no son mis pies los que no se detienen, sino yo quien no les deja hacerlo empujándolos hacia ese ultimo beso de despedida.  

2 comentarios:

  1. Oo!

    q pasada!
    me encnta la parte de q se hinchen tanto los pulmones hasta q hagan daño... iiii
    ai q bonito hija!

    ResponderEliminar