domingo, 3 de julio de 2011

Y seguiré soñando, seguiré soñando con ese navío de color blanco y igualmente de color perla. Ese navío que me prometía innumerables viajes e incontables aventuras. Un viejo y rápido barco, entre cuyas velas destacaría una pequeña bandera negra con un par de huesos entrecruzados en el centro. Una bandera que hondearía al viento con cada nuevo zarandear de mi preciosa Dama. Y si bajaras a la bodega, esa que tan escondida estaría, podrías ver el fruto de mis incontables locuras, miles de cofres llenos de raros y codiciados objetos, llenos de reales y monedas de cobre y bronce. Cada una que contara pues una aventura distinta, emocionante y trepidante. En el camarote de popa, sobre la mesa de capitán descansarían unos fajos incontables, cada uno con sus dibujos de lugares, lugares visitados o por visitar; todos ellos, eso si, diferentes y con misterio propio. Y no habría persona en el mundo que no conociera las andaduras de “la dama blanca” y su capitana. Y si así fuera… igualmente pues. Ambas continuaríamos surcando esos incontables mares, descubiertos y por descubrir; atracando en cada puerto, y saboreando los manjares y delicias de cada una de las tierras. Y así continuara mi sueño, mi sueño de un blanco galeón, entre sus velas una bandera, en la bandera dos huesos entrecruzados, en la bodega unos cofres y en camarote del capitán, unas cartas de navegación. 

2 comentarios:

  1. La Dama Blanca arrancará la espuma del mar y se convertirá en un navío que sacará más de una sonrisa y bocas entreabiertas. Deja el faro atrás y sigue su luz,se, mi amiga, un capitán.

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  2. Estupendo blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio.

    Saludos y un abrazo.

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